Marea Alta

Enrique Valentí

chef

Open Kitchen.- ¿Conocías al arquitecto y al decorador del local antes de empezar el proyecto que tienes aquí?

Enrique Valentí.- Nuestra idea cuando intentamos o cuando empezamos la maravillosa aventura de crear Marea Alta fue buscar a alguien diferente. La palabra novel no es correcta porque en este caso buscábamos a alguien que tuviese bagaje en el mundo del interiorismo, pero buscábamos, como se suele decir, savia fresca. Y sí, los conocíamos anteriormente.

Open Kitchen.- ¿Crees que el espacio arquitectónico influye mucho en la experiencia gastronómica?

Enrique Valentí.- Para nosotros el espacio influye al cien por cien en la experiencia gastronómica de Marea Alta, por supuesto. Es un espacio buscado y pensado para que eso ocurra. 

Open Kitchen.- Desde luego, se nota. Las vistas son espectaculares. ¿Pero crees que incluso puede llegar a cambiar el sabor a los alimentos? Es decir, no es lo mismo comer unos simples mejillones aquí con estas vistas que comértelos en tu casa. El sabor del mismo mejillón tendría que ser diferente, ¿no?

Enrique Valentí.- Yo creo que un interiorismo ayuda sobre todo a concentrar o a definir o a mejorar la percepción de lo que uno recibe cuando se sienta en la mesa. No me atrevería a decir al cien por cien que eso supone un cambio radical en el sabor del producto que proponemos, pero sí que está claro que redondea, que magnifica, la experiencia en sí de degustación del producto que se propone.

Open Kitchen.- ¿Qué relación hay entre el diseño y la comida que hacéis aquí? ¿Hay algún aporte en la construcción del plato, por ejemplo? ¿La arquitectura y el interiorismo se encuentran también en la forma de emplatar?

Enrique Valentí.- Nosotros evidentemente trabajamos con el entorno e intentamos también que todo tenga un sentido. El interiorismo para nosotros es tan marcado y tan estructurado que al final nos obliga a seguir una línea. Plasmamos un poco nuestra relación con el mundo del pescado del mismo modo que estaba planteado el interiorismo. 


Yo creo que un interiorismo ayuda sobre todo a concentrar o a definir o a mejorar la percepción de lo que uno recibe cuando se sienta en la mesa.

Open Kitchen.- ¿Sabría igual la comida con otro entorno, con otro tipo de decoración?

Enrique Valentí.- Probablemente si nos hubiésemos decantado por otro interiorismo y otra recreación de este espacio, al menos sí es seguro que la oferta gastronómica no sería la misma.

Open Kitchen.- Cada vez que cambia el menú, ¿sería conveniente cambiar el interiorismo?

Enrique Valentí.- Sería cada vez que hacemos una propuesta gastronómica diferente. En nuestro caso, que la hacemos cada día, sería súper divertido y maravilloso poder cambiar el interiorismo en sí a diario. Sería algo único. Podemos cambiar cosas, evolucionar cosas, pero nosotros le damos muchísima importancia a la validez del espacio en sí. Realmente este espacio está diseñado y pensado para cambiarlo poco o muy poco. Nos encantaría que perdurase en el tiempo. Al final, como la comida, eso es lo que uno pretende de su obra.

Open Kitchen.- Marcar un estilo.

Enrique Valentí.- Eso es.

Open Kitchen.- ¿Qué tipo de relación o colaboración has tenido con los responsables del interiorismo?

Enrique Valentí.- Nosotros, desde el primer momento, lo que hacemos cuando creamos o diseñamos un concepto gastronómico, es exponerlo al equipo creativo, en este caso arquitectónico y de interiorismo, y evidentemente les damos la premisa de que ellos trabajen en base a eso. Nuestra participación por tanto es activa, basada sobre todo en la creación de ideas embrionarias. Luego, para eso están los profesionales, para ejecutarlo como ellos crean conveniente. 

Open Kitchen.- A la hora de diseñar el interiorismo, ¿has hecho alguna aportación? ¿Solo han sido ideas y después lo has dejado en manos de ellos?

Enrique Valentí.- La aportación que nosotros solemos hacer con el interiorista es sobre todo en el lado práctico. Si hay algo que nos proponen que veamos que no es eficiente a la hora de trabajar en el día a día, hacemos hincapié en que eso se corrija. Esas son nuestras premisas principales o aportaciones.

Open Kitchen.- ¿El tipo de decoración lo has decidido tú? ¿Querías esta decoración marinera en concreto?

Enrique Valentí.- Nosotros queríamos una decoración marinera, todos los que formábamos parte del proyecto. Sobre todo el reto que nos propusimos es que era demasiado sencillo, demasiado fácil y demasiado obvio hacerlo como si fuese un yate, que era por otro lado todo lo que el espacio en sí nos proponía. El reto para todos fue el recrear un barco, pero en este caso la inspiración nos decía, y sobre todo también por la tipología de comida y la sencillez que proponemos, que queríamos un barco de trabajo, un barco donde viven los pescadores, donde estuvieran fuera todos los lujos superfluos y trabajar un poco en el diseño industrial del mismo. 


El reto para todos fue el recrear un barco, pero en este caso la inspiración nos decía, y sobre todo también por la tipología de comida y la sencillez que proponemos, que queríamos un barco de trabajo, un barco donde viven los pescadores,...

Open Kitchen.- Una vez acabado el proyecto, ¿cuáles han sido los aciertos y cuáles -sobre todo- los problemas?

Enrique Valentí.- Ha sido un proyecto arduo y difícil, sobre todo por la complejidad de una construcción a casi cien metros de altura, con un edificio que ya estaba construido y estaba en marcha, con lo cual hemos tenido muchísimos problemas y contratiempos, pero al final nos han regalado un producto lleno de satisfacción por el trabajo realizado y por lo duro que ha sido el mismo.

Open Kitchen.- Estás de acuerdo con el diseño.

Enrique Valentí.- Estoy absolutamente de acuerdo y enamorado del proyecto en sí. Estamos súper contentos porque todo lo que buscábamos ha sido plasmado.

Open Kitchen.- Muchas gracias.

Enrique Valentí
chef

Madrileño afincado en Barcelona, ha trabajado en diferentes restaurantes con estrella Michelin como Lúculo, Viridiana o Drolma. Ha ganado dos veces la final de España del concurso Pierre Taittinger. Es Campeón de España de cocina por la Asociación de Cocineros y Reposteros de España. Desde hace doce años reside en Barcelona, donde asesora y gestiona restaurantes, como Casa Paloma, Chez Cocó y Bar Bas. En 2016 abre su último proyecto: Marea Alta .

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